Por Marizelle Arce, ND
Las citas modernas se han vuelto más complicadas que nunca, pero no sin razón. Lo que a algunos les puede parecer un exceso de exigencia es, en realidad, el reflejo de una evolución cultural y biológica. La gente ya no sale sólo por amor. Salen para alinearse con la salud, el estilo de vida y los valores que conforman nuestro futuro personal y colectivo.
En los años 90, las citas eran más sencillas. Los intereses comunes, el humor, la química y un poco de compromiso solían ser el punto de partida. Pero hoy, las preguntas más profundas surgen mucho antes: ¿Qué comes? ¿Qué opina de las intervenciones farmacéuticas? ¿Qué opina de criar a los hijos con una exposición mínima a las pantallas o fuera del sistema escolar convencional?
Para muchos, no se trata sólo de preferencias filosóficas, sino de normas profundamente personales que informan todos los aspectos de la vida. En una época en la que las enfermedades crónicas proliferan, la confianza en las instituciones se resquebraja y el acceso a la información no tiene precedentes, cada vez son más las personas que eligen vivir intencionadamente. Y eso significa que sus relaciones sentimentales deben reflejar esas elecciones.
La compatibilidad ahora incluye si te abasteces de alimentos orgánicos, evitas las toxinas ambientales, apoyas el parto en casa, cuestionas la medicina convencional o crías a tus hijos en entornos basados en la naturaleza. No se trata de modas pasajeras. Son expresiones de una conciencia cultural emergente.
Este cambio no es sólo una cuestión de ideales románticos. Se trata de construir vidas -y comunidades- que favorezcan un bienestar sostenible. De hecho, muchas personas buscan círculos sociales afines paralelamente a la búsqueda de pareja. Estas comunidades intencionales se están formando en torno a valores compartidos en materia de salud, crianza de los hijos, educación y protección del medio ambiente. La relación individual ya no es una isla, sino parte de un ecosistema más amplio de creencias y prácticas.
Mi suegro me dio una vez un consejo que suena más cierto que nunca en el clima actual: «La inversión de tiempo y energía para buscar pareja debería ser la misma, si no más, que para comprar un coche». Investigamos los coches en función del kilometraje, el mantenimiento, la fiabilidad y la seguridad; ¿por qué no íbamos a prestar la misma atención, si no mayor, a la persona con la que pensamos construir una vida y criar a nuestros hijos?
Porque cuando se unen dos personas que están genuinamente alineadas -no sólo emocionalmente, sino ideológicamente- crean algo más que armonía en el hogar. Forman una base estable para criar hijos sanos y equilibrados. Son un modelo de coherencia e integridad. Y refuerzan la resistencia a largo plazo de nuestra especie, física, mental y culturalmente.
Así que, aunque las citas sean más difíciles hoy en día, también tienen más sentido. El listón está más alto, sí, pero por una buena razón. Ya no vivimos en una época en la que la compatibilidad superficial es suficiente. El amor, aunque sigue siendo vital, ahora debe ir acompañado de una alineación de visión y valores.
Si de verdad queremos relaciones sanas, familias sanas y un futuro sano, tenemos que tratar las citas con la seriedad que se merecen. Y quizá entonces, nuestras decisiones privadas se extiendan y transformen no sólo nuestras relaciones, sino también la cultura que conforman.
Sobre el autor:
La Dra. Marizelle Arce es médico naturópata y fundadora de Terraindoctor.com, especializada en medicina del terreno, medicina biológica y nutrición ancestral. Con más de 17 años de experiencia clínica, integra tecnologías de vanguardia como la termografía de regulación junto con la fitoterapia, la homeopatía y la cardiografía acústica. La Dra. Arce se dedica a alinear la salud, la crianza y los valores medioambientales para apoyar a las familias resistentes y a las comunidades prósperas. También es autora del libro Germs Are Not Our Enemy, que se publicará en junio de 2025.